
P. 5 ¿Hay más de un Dios?
R. No hay sino uno solo, el Dios Vivo y verdadero.
Dt. 6:4; I Co. 8:4; Jer. 10:10; Jn 17:3
La doctrina o enseñanza de que Dios es UNO y sólo hay UNO, es fundamental para nuestra fe. El hecho de que Él es uno y no hay otro, es uno de sus atributos.
El conocer los atributos de Dios es algo muy práctico, ya que nos muestra quien es Él y quienes somos nosotros en comparación. Nos pone, por decirlo de alguna manera, en nuestro lugar.
En Isaías 45:5 nos dice claramente: “Yo soy Jehová y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré aunque tú no me conociste”
Hace muchos años había la creencia de diferentes deidades (el dios del sol, de la luna, del mar, …) y hoy nos jactamos de que no somos como ellos que creían y adoraban a dioses ajenos. “¡No, nosotras no hacemos eso!” decimos a toda voz,
Pero Juan Calvino, muy acertadamente dijo que “el corazón del hombre es una fábrica de idolos.” y ¡qué cierto! Nosotras nos enorgullecemos de no doblar nuestra rodilla a imágenes creadas por el hombre las cuáles tienen ojos y no ven, tienen bocas y no hablan, y necesitan ser cargadas para ir de un lugar a otro. Pero cuantas veces hacemos dioses de cosas o incluso de nosotras mismas, usurpando como ladronas el lugar del Dios Altisimo. Y en el intento nos morimos, porque es imposible robarle el lugar de Dios al Dios verdadero.
Cuando tú y yo no tomamos la Palabra de Dios como autoridad absoluta, y decidimos entre dos opciones : lo que el mundo dice y lo que Dios dice, como opiniones entre las cuales nosotras escogemos que es lo “mejor paras nosotras”, nos ponemos en una posición en que nos creemos “dios”. Decidimos sin considerar para nada a Dios, y hacemos de nuestra opinión, de nuestro propio juicio, la ultima autoridad. Ésto, mis hermanas, es idolatría. Ésto es negar fríamente y de forma descarada lo que nos dice Isaías : “Yo soy Jehová y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí…”
No cabe duda que conociendo este pasaje, Jesús nos dice en las Escrituras, que debemos permanecer en Él , porque fuera de Él no podemos dar fruto. (Juan 15:4) ¡No podemos habitar fuera de Él porque sin duda caeremos en pecado! Si estamos fuera de Él y si no habitamos en Su Palabra, vamos hacer de nosotras mismas diosas, ídolos destinados a caer.
Tenemos que recordarnos, cuando pensamos constantemente en lo “magníficas” que somos y nos damos palmadas en la espalda por todos nuestros sacrificios y logros, que no hay otro Dios . Hay uno sólo y no hay Dios fuera de Él.
Recordar el pasaje en Lucas 17:7-10 nos ayuda también:
“¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: “Pasa, siéntate a la mesa”? ¿No le dice más bien: “Prepárame la cena, cíñete y sírveme hasta que haya comido y bebido. Después de esto, come y bebe tú”? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.”
Como expliqué en un principio. El estudiar los atributos de Dios, nos pone en nuestro lugar. Él es Dios, nosotros sus criaturas, sus hijos. Hemos sido adoptados por gracia, y somos coherederos con Cristo, no por nuestra habilidad o talentos o belleza, sino porque Él es Dios y hace lo que le place con lo que es suyo. (Salmos 115:3)
Debe estar conectado para enviar un comentario.