¿Tienes el don de ser “mujer anciana”?

“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.”

Tito 2: 3-5


Es un hecho que en la iglesia hay una gran necesidad de “ancianas” que estén dispuestas a invertir su vida, su experiencia y su tiempo en la mujeres jóvenes de la iglesia. Una de las razones por las que creo que este sucede con mucha frecuencia, no es porque no existan estas mujeres, sino porque la idea de la mujer de Tito 2 ha sido reemplazada por la idea de ser una “maestra de la Biblia.”

Piensa en esto, los ministerios de mujeres generalmente usan el texto de Tito 2 para respaldar lo que hacen, aunque se enfocan en enseñar Biblia y no lo que el texto nos dice que debería de ser el centro de lo que enseñamos (lee el texto al principio de esta publicación otra vez). Siempre lo he dicho, en estos versículos de Tito 2 encontramos el currículo que Dios quiere que las ancianas enseñemos a las jóvenes y que claramente no hemos hecho fielmente (basta ver el descontento en las esposas y mamás jóvenes y el feminismo infiltrado en la iglesia). Esto no quiere decir que Dios no quiere que sus hijas estudien teología y mil otras cosas, para nada. El hecho es que Dios ha establecido en la iglesia local maestros y pastores para enseñar esas cosas a la congregación.

(Antes de continuar quiero hacer un pequeño paréntesis y aclarar que Dios no prohíbe en ningún lado que una mujer enseñe a otras mujeres Biblia y teología , pero una mujer dentro de la iglesia local no es la responsable de alimentar y nutrir a las ovejas (mujeres). Dios ha establecido un orden para la iglesia en el que, vuelvo a decirlo, los pastores y ancianos son los responsables de alimentar y cuidar a las ovejas.)

Ahora bien, regresando a nuestro tema, por lo que he podido observar es que muchas mujeres ancianas, maduras en el Señor, con una reputación de piedad dentro de la iglesia y en su familia, no toman el papel que les corresponde porque creen que su papel implica enseñar “teología” con el diccionario griego y hebreo a un lado y un comentario expositivo al otro lado. “No tengo el don de ser maestra”, dicen y regresan a su cocina a preparar una deliciosa comida para hospedar a varias familias de la iglesia el domingo después del servicio.

Es de notar que la vida de muchas de estas mujeres ancianas refleja una teología robusta. Lo más seguro es que no saben ni griego ni hebreo, pero saben amar a sus esposos y a sus hijos, y su conducta es casta y respetuosa. Su fe ha sido probada por años y a través de diferentes circunstancias. Sus hijos y su matrimonio hablan de su fidelidad. Sus rodillas conocen el cuarto de oración bien, su Biblia está bastante gastada. Los miembros de la iglesia y sus vecinos tienen muchas historias de cómo ella ha siempre buscado abundar en buenas obras para ellos. Su mesa siempre está puesta para recibir a muchos -o a una sola mujer que llega con el corazón quebrantado. Siempre está ocupada, pero a la vez siempre tiene tiempo para todos.

Sin embargo, las mujeres más jóvenes insisten en voltear afuera. “No hay mujeres ancianas en mi iglesia” dicen y vuelven a voltear afuera. Quieren una mujer que les enseñe Biblia -porque, dicen entre ellas, seguramente su pastor no sabe exactamente cómo alimentarlas porque él no es mujer…? Los entrenamientos de mujeres para mujeres suenan siempre atractivos, las cuentas en las redes sociales de alguna mamá joven que sabe escribir bien y sacar provecho de los algoritmos de las redes sociales parece tener las respuestas que buscan. Y en vez de ir a sentarse a tomar té en la mesa de esta mujer mayor en la iglesia, prefieren pagar por el servicio de una consejería en línea.

Mi exhortación en esta publicación es para las mujeres en los dos grupos, las ancianas y las jóvenes.

A las mujeres ancianas les digo, no existe en la Biblia “el don de ser una mujer anciana”. La Biblia nos dice cómo deben de ser estar mujeres, qué carácter y reputación deben de tener, pero eso no es lo mismo a tener o no tener “el don” para poder hacerlo. Si eres una mujer Cristiana que ama y teme al Señor, que ama y conoce la Palabra, que conoce lo que es la intercesión y vives en piedad, y todos saben que no andas en chismes, las mujeres jóvenes en la iglesia te necesitan. Si eres una mujer que conoces lo que es el perdón del Señor, que busca la paz y cree en la comunión de los santos, las mujeres más jóvenes te necesitan. Si tienes un matrimonio de ya muchos años, si ya has criado a tus hijos y tienes una mesa y té, te digo, las mujeres más jóvenes te necesitan. Obedece al Señor y cumple tu papel en la iglesia.

Contrario a lo que se promueve, no necesitas un libro o un programa para ser una mujer de Tito 2 , de verdad te lo digo. Lo que necesitas es estar dispuesta a abrir tu casa, tu cocina, tu oído, tu corazón y tu Biblia (¿cuándo comenzamos a dejar a un lado la Biblia en favor a libros y programas de mentorías? ) . Las mujeres jóvenes, las esposas jóvenes, las mamás con chiquitos, quieren y necesitan aprender de tu experiencia. No se las niegues. Voltea a tu alrededor e invita a esas mujeres y tráelas a tu casa, interésate en ellas. Invertir tu vida en ellas es invertir tu vida en el Reino de Dios, invertir tu vida en sus vidas es obediencia a Dios.

A las mujeres jóvenes les digo, deja de voltear afuera como tu primera opción. En esta época es más atractivo, rápido, y fácil seguir una cuenta en alguna red social (o Google) y allí buscar las respuestas que una esposa y mamá primeriza tiene. Resiste esa tentación. Busca primero a esa mujer en tu iglesia que tiene años de casada, que sus hijos ya son jóvenes y/o adultos, y acércate a preguntarle sobre como cocinar para un grupo más grande que tu familia, acerca de la educación de los hijos, de los horarios de comida y de dormir de un bebé. Pregúntale cómo ser una buena esposa, cómo aprender a amar y a animar a tu esposo cuando ha perdido su trabajo, pídele ideas de cómo administrar bien el dinero que entra a tu casa, pídele clases de costura o cocina. Este es el patrón bíblico y buscar vivir en obediencia al orden designado por Dios siempre va a traer bendición. Sí, es verdad, no hay mujeres ancianas perfectas, pero sí hay mujeres ancianas fieles.

Y al mismo tiempo, a medida que vas aprendiendo y madurando en el Señor y en el papel de ser una mujer bíblica, busca convertirte en la mujer anciana que hoy quisieras tener en tu vida y quizá (de verdad) no tengas. Empieza a invertir tu vida en la vida de tus hijos, de tu esposo, de otras mujeres en tu iglesia -no en las redes sociales. Éstas son voraces e insaciables, van a robarte el tiempo que deberías estar invirtiendo en la gente que Dios te ha dado y al final, en unos poquitos años, tus hijos, tu esposo, y las mujeres jóvenes cerca de ti van a estar hambrientos de una relación personal, cara a cara, genuina, sin filtros. Y para ese día, quizá no vas a saber cómo hacerlo. Recuerda que nuestro corazón es muy engañoso, no vivas creyendo que eres sabia y madura juzgando por el número de likes y seguidores que tienes. El fruto del Espíritu no se mide así.

Qué Dios nos ayude a creer que el orden que Él ha establecido en Su Palabra es bueno en gran manera y que no necesita ser improvisado. Necesitamos volver a una fe sencilla, esa que abre la Biblia, cree lo que Dice, y sin demora ni excusas busca obedecerla-

Bajo Su sol y por Su gracia,
Becky Pliego


De este tema nos encanta hablar en el podcast Mujeres de la Palabra. Te invito a escucharnos.





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