Aquí tenemos una distinción pequeña pero bien importante que puede cambiar tu vida:
“Pensar acerca de algo sin cesar NO es lo mismo que orar sobre ese algo sin cesar”
Ocupar tu mente en algo todo el día, todos los días alimenta tus miedos y tu ansiedad, pero orar acerca de eso mismo todo el día cada día nos ayuda a aumentar nuestra fe y confianza en Dios. Dios quiere que sus hijos oren sin cesar, no que piensen afanosamente sobre un tema sin cesar.
En 1 Pedro leemos:
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
Cuando nos preocupamos por algo sin cesar no estamos humillándonos bajo la mano poderosa de Dios. Vemos aquí que el humillarnos bajo la mano de Dios es una acción que nos demanda dejar todas nuestras ansiedades delante de Él confiando completamente en que Dios tiene cuidado de nosotros. Y claro que esto requiere mucha humildad porque es reconocer que de verdad nosotras no podemos hacer nada para arreglar la situación por la que estamos pasando, las pruebas que nos sobrepasan, las enfermedades que nos lastiman. Este humillarnos implica no sólo dejar nuestras cargas ante el Señor, sino nuestro ser entero bajo el cuidado de Dios confiando en que Él es soberano y que todo lo que Él quiere, Él hace. Es humillarnos confiando que Dios es un Padre amoroso que ciertamente no va a decir “sí” a cada una de nuestras peticiones, pero siempre va a decir “Yo estoy obrando para el bien de mi pueblo y la gloria de mi nombre.” Y eso es lo mejor que puede sucedernos.
Podemos entonces orar sin cesar (1 Tes. 5:17) cuando transformamos cada pensamiento ansioso en una oración de confianza a Dios.
Aprendamos a transformar nuestras angustias en oraciones y a vivir humildemente bajo la mano poderosa de Dios, sabiendo que Él oye las oraciones de sus hijos y tiene cuidado de cada uno de ellos.
Bajo su sol y por su gracia,
Becky Pliego
Debe estar conectado para enviar un comentario.