ratitud y contentamiento, dos virtudes que en la vida del creyente deberíamos poder ver a flor de piel.
Dos virtudes que quiero alimentar, que deseo procurar para glorificar a Dios en el día a día, en el ir y venir; en medio de un mundo que te grita cuánto más podrías tener.
Dos virtudes que se oponen ferozmente al descontento, al enojo, a la amargura.
Gratitud y contentamiento….Señor, ¡enséñame!
194. cuando los mejores amigos viven bajo el mismo techo.
Mi lista aparece publicada cada lunes en mi otro blog: Daily On My Way To Heaven