Memorizando Santiago -Semanas 13-14-

Cuando mil cosas se interponen entre lo que tenemos que hacer y nuestra meta; sólo una cosa nos puede ayudar a retomar el camino: La perseverancia.

Así que no dejamos nuestro proyecto a medias, sino que lo retomamos con gran entusiasmo porque sabemos que la cosecha va a ser rica, que el fruto de la diligencia es delicioso.

Santiago 4: 8- 17

8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.

10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.

12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;

14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.

16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;

17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. 

Que el Señor nos ayude a perseverar en la Palabra y a ser hacedores de ella. Que no vivamos ignorando la voluntad de Dios; o pretendiendo amar la Palabra pero viviendo sin considerarla.  Cuando no oramos, cuando no buscamos a Dios en lo importante y en lo “trivial”, cuando no nos sujetamos a sus preceptos, nos llenamos de arrogancia y actuamos como si nosotros supiéramos lo que es mejor y pecamos gravemente. Cuando en cambio, reconocemos a Dios en todos nuestros caminos, afirmamos que creemos en un Dios soberano sobre TODOS los aspectos de nuestra vida.

Bendiciones,

Becky